Como todos los 7 de diciembre de cada año, muchas familias barranquilleras celebrarán hoy la Noche de Velitas al lado de sus seres queridos.
En cada rincón de Barranquilla, la noche del 7 de diciembre se convierte en un espectáculo de luz y esperanza. La tradición de la ‘Noche de las Velitas‘ sigue siendo un símbolo vivo de unión familiar y espíritu navideño, una costumbre que atraviesa generaciones y que, año tras año, pinta de luces y fe las terrazas y balcones de la ciudad.
Desde el encendido de las primeras llamas al caer la tarde, los barrios se transforman en escenarios llenos de vida: niños corriendo con velas en las manos, familias rezando juntas y vecinos compartiendo historias mientras las chispas iluminan sus rostros.
Este día, que marca el inicio oficial de la Navidad en Colombia, con la celebración de la Inmaculada Concepción, se vive en Barranquilla con una mezcla única de devoción y alegría caribeña.
Esta festividad, profundamente arraigada en la fe católica, es un símbolo de pureza y esperanza. Además las velas encendidas son una muestra de devoción y agradecimiento, un gesto que une a las familias y a las comunidades en una noche cargada de luz, tradición y espíritu navideño.
Para Elkin Carey de la Hoz, este día no solo es especial por la tradición, sino porque se convierte en una oportunidad para transformar su trabajo y llevar alegría a otros.
“Un día normal vendo plantas naturales, poteras, grama natural, pero en la época decembrina cambio el producto por faroles. Saco mil faroles y los vendo a dos mil. Esto para mí es una tradición, y con esta tradición mantengo a mi familia y le doy de comer a mis dos hijos”, expresó a Zona Cero.
El ambiente festivo de la ciudad no sería lo mismo sin las manos de quienes hacen posible que los faroles y las velas estén al alcance de todos. Ramón Ramírez, vendedor de faroles desde hace seis años, comparte con entusiasmo cómo vive esta fecha.
“Yo siempre vendo faroles todos los 7 de diciembre. Para mí es una tradición muy bonita, y la gente por lo general se anima a comprar después de las tres de la tarde. También vendo velitas, y hoy espero venderlo todo; es mi deseo en esta noche de velitas”, dijo.
La Noche de Velitas no solo mueve la economía local, sino que también conecta a personas de distintas regiones y orígenes. Sandra Patricia, quien llegó de Bogotá hace 26 años, explica cómo esta tradición sigue marcando su vida.
“Soy barranquillera por adopción y siempre disfruto de encender los farolitos. Desde niña viví eso en mi casa, con mi familia, con mis padres. Ahora lo sigo haciendo; me gusta siempre ver a la gente muy animada en diciembre“, relató.
Esta tradición, que mezcla la devoción religiosa con la alegría caribeña, se reinventa con los tiempos. Aunque muchos aún optan por las velas tradicionales, otros eligen alternativas más modernas, como luces LED o faroles reciclables, demostrando que la esencia de esta celebración es la unión y el deseo de un futuro brillante.
Barranquilla, con su espíritu festivo y su calidez inigualable, mantiene viva esta costumbre, llevando un mensaje no solo de tradición, sino un legado que ilumina la identidad cultural de sus habitantes y celebra el comienzo de la temporada más mágica del año: la Navidad.